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Shinkiro-no-Kaze's avatar
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//Historia//


Todo inicia en un lugar apartado en las montañas de un lugar muy lejano, entre los relieves y desniveles de las rocas en la sierra del norte se pueden distinguir formas más definidas y simétricas, estas eran las casas que formaban el pueblito de Coyoaltepelt, tierra de los minatikoyotl. Estos alegres seres viven tranquilos y en armonía con los demás a pesar de ser una raza temida por los ignorantes; muchos de los habitantes ajenos a su cultura han tachado por generaciones al minatikoyotl por ser descendiente de los nahuales, seres enteramente malignos y aprovechados que se encargan de hacer la vida imposible al noble y al justo; en cambio, el minatikoyotl, en su afán por limpiar su buen nombre se encarga de ayudar al viajero cansado y a traer el progreso con ayuda de su astucia e inteligencia, -debemos recordar que somos los hijos del Huehecóyotl, dador del fuego- eran las palabras de los sabios ancianos alentando al pueblo a seguir con su armoniosa convivencia con los que no eran iguales a ellos. Hacía siglos que los de su especie no usaban sus habilidades para dañar a otros, y por siglos la paz se mantuvo entre todos los habites de la sierra, pero nada es eterno y nada es definitivo.

En un día cualquiera con el invierno casi por terminar, una pareja común de minatikoyotl dio la bienvenida al mundo a Gerardo, un cachorro recién nacido sano y perfecto como cualquier otro, su ladrido era fuerte, su mirada vivaz e inteligente, sus padres no podían estar más orgullosos de tenerlo. La infancia de Gerardo fue bastante normal, y hasta aburrida para alguien tan inquieto como lo era; corría, ladraba, saltaba y hasta se atrevía a hacerles bromas a los mayores, algunos lo tomaban como un malcriado, otros lo veían como un buen representante de lo que eran los años dorados de su especie. De alguna forma la permisiva crianza de sus padres había hecho que el pequeño Gerardo se volviese caprichoso y algo codicioso, siempre obtenía lo que quería, y si no era así había problemas, hubo momentos en los que el pueblo entero se enteraba de que el cachorro no obtenía lo que quería –que mayormente eran cosas ridículas como dulces o juguetes-, los más allegados a la familia siempre terminaban por cumplir el capricho del pequeño,  por lo que él nunca supo lo que era estar solo, o el que le faltase algo.

Al crecer, había llegado la hora de que el ahora joven Gerardo desarrollara un oficio, él tan caprichoso como era, se negaba trabajar para alguien más, quería ser el amo del pueblo para conseguirlo todo sin tener que dar nada a cambio, al ya no ser un pequeño y adorable cachorro, esta actitud tan soberbia comenzó a preocupar, y hasta a molestar a la familia y al resto del pueblo, ya que muchas veces recurría al chantaje y la extorción para conseguir lo que quería. Sus padres optaron por enviarlo al telpochcalli (academia militarizada para los civiles) ubicada al sur de la sierra, un lugar bastante apartado de casa. En la academia, a pesar de que fue difícil, se le lograron inculcar algunos valores, le ayudaron a mejorar su actitud con el resto de la gente y hasta le enseñaron el oficio de la alquimia al notar su falta de interés por subir de rango mediante la toma de rehenes, volviéndolo un ser más o menos funcional para la sociedad –porque todavía conservaba algunas de sus mañas. Tampoco se sentía muy agradecido con su familia y el pueblo, después de todo seguía siendo algo egocéntrico y comenzó a guardarles cierto resentimiento infantil por deshacerse de él de esa forma tan ridícula –sólo hacía lo que ellos me enseñaron a hacer- se decía cada vez que pensaba en eso.

El día en el que Gerardo se comenzó a interesar en la ciencia en serio fue durante la visita de un alto mando a la academia, todo era tan aburrido y monótono como siempre, tantas palabrerías de lo mismo ya lo tenían harto, así que simplemente se desconectó del mundo, el joven minatikoyotl aparta la mirada para ver por la ventana, sus ojos se topan con un grupo de aves picoteando el piso del patio, nada fuera de lo normal, la iluminación viene a él en cuanto ve a las aves emprender el vuelo, de alguna forma le pareció magnífica la forma en la que se impulsaban y se despedían del suelo grácilmente, casi como bailando con el viento, simplemente maravilloso. A partir de ese momento Gerardo se obsesionó con el vuelo y la mecánica del mismo, se dedicó a intentar crear un aparato que le ayudase a volar como aquellas aves. Nunca tuvo éxito y siempre fallaba de forma catastrófica, ya sea dañando propiedad de la escuela, a otros estudiantes y personal o a sí mismo en sus intentos por volar. Meses después fue enviado de vuelta a casa, sus estudios habían concluido y él se había graduado, él no estaba muy feliz ni muy convencido de volver a casa, después de todo pensaba que sólo les causaría más molestias y lo enviarían lejos de nuevo. Al llegar a casa pasó una semana sin pronunciar palabra alguna, se encontraba más interesado en sus propios proyectos, naturalmente esto le trajo problemas al no contribuir con nada a la comunidad. Después de meses de ser presionado por sus padres y los más allegados a la familia, Gerardo termina por estallar y en un arranque de impulsividad abandona la aldea. Se había mudado no muy lejos, en la meseta que estaba prácticamente sobre el pueblo que estaba al fondo de la sierra, todavía tenía algunas cosas que hacer y no tenía ganas de convivir con gente que no le caía bien.

Durante el verano Gerardo ya se sentía el más autosuficiente el mundo, vivía bien en su casita improvisada y podía experimentar tranquilamente en su laboratorio, se había hecho amigo de una chica humana del pueblo vecino, esta no era de su especie, tampoco le importaba eso, ella iba a visitarlo de vez en vez para traerle alimento y algunos materiales para su trabajo. Ella le contaba de vez en cuando que la gente de su pueblo no creía que los minatikoyotl fueran seres de fiar, pero a ella no era así, todo el tiempo le juraba que ella estaría con él por siempre, porque así eran los amigos. Un día la chica no volvió más, Gerardo tomó esto como que la chica le había estado mintiendo todo ese tiempo. Terminó por sumirse en sus proyectos tratando de olvidar que la conoció alguna vez y para convencerse a sí mismo que el abandono de la chica lo había lastimado de cierta forma. El calor era bastante ahí en la meseta, pero eso no lo detuvo de experimentar con solventes, había logrado replicar un compuesto bastante útil para la construcción, lo había estabilizado, o al menos eso pensó. El calor modificó el estado del solvente, convirtiéndolo en un potente explosivo, mismo que terminó explotando aparatosamente, la casa fue completamente destruida, y Gerardo fue arrojado por la explosión; terminó cayendo en la plaza principal del pueblo del que había escapado meses atrás. Al despertar habían pasado ya algunos meses más, estaba iniciando el invierno, él no tenía idea de donde estaba, o cómo había llegado ahí, es lugar no parecía su casa, y tampoco parecía el pueblo, al intentar levantarse nota que de hecho algo faltaba, retira las sábanas para notar con horror que ya no tenía piernas, seguramente la explosión las había destrozado, tampoco podía ver muy bien y todo el lado izquierdo de su cuerpo lo sentía adormecido, probablemente los nervios y algunas otras funciones fueron afectadas al hacer contacto directo con la explosión. Un anciano, médico del pueblo lo recibe de vuelta entre los vivos y le cuenta la situación; el pueblo había sido atacado por fanáticos religiosos con el pretexto de que estaban erradicando el mal del mundo; Gerardo no da crédito a lo que escucha, inmediatamente pregunta por sus padres, el anciano sólo niega con la cabeza en respuesta. El joven minatikoyotl estaba en shock cuando el anciano le revela que habían sido los humanos habitantes del pueblo vecino quienes atacaron Coyoaltepetl. Si tan sólo no se hubiera ido, si tan sólo no hubiera hecho “amistad” con esa persona que probablemente había revelado todo a los de su pueblo para darles ventaja… si tan sólo no hubiera sido tan egocéntrico, tal vez hubiera podido hacer algo, tal vez hubiera podido evitarlo; tal vez hubiera podido ver a sus padres una vez más.

El joven minatikoyotl tuvo un largo periodo de depresión después de esto. Sentía pena por él mismo, por no poder caminar y por no ser capaz de hacer nada de provecho, seguía sin superar la pérdida de todos aquellos que conocía y apreciaba, ahora estaba tan vacío y lastimado no parecía encontrar salida a esa espiral de odio y auto-compasión. Odiaba a esas personas, se odiaba a sí mismo, odiaba su situación, odiaba depender de un anciano y odiaba no poder hacer nada al respecto, ni siquiera podía abandonar esa estúpida cama para intentar suicidase, era verdaderamente patético. De repente un aleteo lo saca de sus pensamientos, esa apagada mirada suya se dirige a la ventana para encontrar a ese grupo de aves picoteando cerca de la casa, de nuevo cierto anhelo vuelve a él –quisiera poder volar…- se dijo con tristeza –si tanto quieres lograrlo, entonces comienza por hacer un intento por abandonar esa cama –le respondió el anciano. A partir de ese momento Gerardo comenzó un nuevo y alocado proyecto para abandonar la cama, el anciano había tallado un par de piernas de madera para él, no eran muy funcionales y ciertamente era más un estorbo que una ayuda para caminar, pero la base del diseño de las mismas le había dado la idea para crear una versión más funcional. Pasó varias semanas diseñando el prototipo, mucho ensayo y error, y sobre todo, el arduo trabajo para completar el circuito entre el prototipo y lo que quedaba de sus piernas.

Finalmente, tras año y medio de trabajo, y con mucha ayuda del anciano, Gerardo logra terminar el prototipo, ahora sólo quedaba instalarlo, el anciano se encargó de esto ayudado de un extenso manual de instalación escrito por el joven, requería una operación complicada para conectar los  nervios vivos con los cables emuladores del prototipo, sin duda estaba admirado de lo que el chico podía hacer cuando se lo proponía, era estúpido, muy peligroso, y sin embargo, existía gran probabilidad de éxito. Después de haber instalado las piernas en el joven, el anciano le explica que todavía tendría que pasar por una etapa de rehabilitación, el dolor era casi insoportable, pero ya estaba a muy poco de volver a caminar, estaba completamente dispuesto a lo que fuera para volver a moverse como quería.

Otro año pasó durante la rehabilitación, Gerardo ya se había acostumbrado a la sensación de las piernas nuevas y se había vuelto más útil, ayudaba al anciano en lo que podía y él se lo agradecía, pues no era tan fuerte como parecía, la edad ya comenzaba a afectarle. Durante la primavera tuvieron el horrible acontecimiento de ser visitados por paladines, “gente de Dios”, como ellos se definían, un grupo de monjes guerreros de la tribu humana comprometidos a erradicar el mal del mundo usando la espada como mensaje divino, se habían enterado de que ciertas personas avistaron a dos demonios rondando por la sierra y habían venido a exterminarlos. Por dos semanas los estuvieron rastreando, hasta que dieron con la casita aquella; Gerardo no se encontraba, él estaba buscando algo de comida, generalmente la robaba de algún pueblo o se la estafaba a los viajeros descuidados. Los paladines  se encontraron con el anciano, mismo que en un principio recurrió a medios pacíficos, pero al notar las intenciones de los contrarios no le quedó más que intentar defenderse. Al volver, Gerardo se encuentra con el cuerpo cercenado del anciano, su talismán estaba completamente destruido, esto naturalmente le causó un horror inimaginable, ver animales muertos que servían de alimento era una cosa, pero ver completamente destrozado a alguien que conocía, y hasta cierto punto apreciaba era otra cosa muy diferente. De nuevo el recuerdo de esa sensación de culpabilidad viene a él, si no se hubiera ido nada de eso hubiera pasado; simplemente no sabía qué hacer, en ese instante nada tenía sentido. Fue tal su conmoción que terminó de rodillas en el suelo observando el cuerpo del anciano hasta que se hizo de noche tratando de comprender por qué le pasaban esas cosas a él, ¿por qué la gente que lo rodeaba o lo traicionaba o moría? ¿Estaría destinado a vivir y morir solo?  Al reaccionar no pudo hacer más que enterrarlo como era debido, por más contradictorio que pareciera, mientras colocaba el cuerpo en la zanja una sonrisa permanecía tatuada en su rostro, muy a pesar de que su mirada reflejaba un pesar inimaginable. A la mañana siguiente dejó aquella casa y se dedicó a avanzar sin rumbo fijo, mientras más lejos de ese lugar maldito y lleno de muerte, mucho mejor. Después de aquello no fue capaz de mostrar mayor cambio en su expresión, e incluso dejó de ver a la gente con la que se topaba como gente en sí. Para él sólo eran instrumentos de su supervivencia y ya, después de todo eran elementos perfectamente reemplazables y todavía más fáciles de aniquilar, no sentía que valiera la pena formar lazos de ningún tipo con nadie más. Asimismo le parecían cosas cada vez menos llamativas, por lo que terminó encerrándose en sí mismo para evitarse la pena de vivir lo mismo una y otra vez.

Un par de años después de aquello su camino sin rumbo lo llevó a las tierras de Ooo, donde actualmente se establece y trata de reencontrarse, ya que el sitio le parece moderadamente interesante, y le ha nacido la idea de que tal vez tenga potencial para recibir el progreso que él pretende traer el mundo; sus años de vagar le enseñaron que el mundo es un lugar horrible y decadente, así que él está convencido de querer cambiar eso, para que no haya más seres ignorantes que matan por miedo.

 Ficha 



[Edit 30/12/2015] Agregué detallitos para darle mejor motivación y cambié el final de la historia.


:new: Cambié algunos términos y agregué detalles :3  :new:


La historia de Gerard y parte de los de su raza. 

Minatikoyotl es una raza cerrada inventada por mi.
Comments8
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Wow....what a tough life he had. And ragnars